Durante mucho tiempo se tiene la idea de que el café tiene que ser amargo y de un color negro intenso.
Sin embargo, esas dosis de cafeína las consideraban para las extensas horas de estudio o jornadas largas de trabajo.
Ahora sabemos que el café es mucho más que eso, es diversidad de aromas y sabores, de colores desde un caramelo, un chocolate hasta colores intensos.
Además, sabemos los buenos tomadores de café que, es un gran acompañante en pláticas prolongadas e interesantes, degustándolo con familiares, amigos o con tu persona favorita.
El mundo que hay detrás del café es más complejo de lo que parece. Por ello, hoy te comparto unas notas dedicadas a los cafés de especialidad y su diferencia con los cafés comerciales:
Son cafés de la variedad arábica que, como producto de microclimas y tierras específicas, se convierten en cafés excepcionales.
Los cafés de especialidad tienen que ser conocidos a detalle, es decir se debe conocer su origen. Son cafés que tienen trazabilidad[1]
El productor ha puesto especial cuidado en todas las etapas del proceso de producción para evitar defectos en los granos del café, garantizando la calidad, desde el cultivo hasta su almacenamiento.
En una escala de 100 puntos, son cafés que tienen una puntuación en taza de 80 puntos a más.
[1] Procedimientos que permiten seguir el proceso de evolución de un producto en cada una de sus etapas.